Existe una creencia popular según la cual existiría un tesoro oculto protegido por una puerta que sólo puede ser abierta por el asesino de mil niños ¿tiene algún fundamento todo esto?, talvéz.
Ultimamente se ha constatado que la desaparición de menores de corta edad ha aumentado en la capital, aunque la tesis de la policía se inclina a la reventa de niños a parejas estériles o en peores casos a trata de blancas.
Una de las últimas victimas de secuestro es el Sr. Roberto Aravena, propietario de una carnicería en el barrio Patronato, cuyo hijo, de menos de dos años no ha vuelto a ser visto desde que unos desconocidos se lo llevaran hace cinco días, mientras jugaba en la calle donde vive.
Desconsolado a pesar del apoyo que le dan sus otros hijos, Roberto a modo de protesta colérica se cuelga a un lado de la carne para increpar en malos términos a todo el que pasa, arriesgando perder su clientela.
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